
La gravedad azul llamea su espuma
Sosteniendo anheladas concordias en salas
Vacías de blancas paredes.
Todo está por escribir en ese nuevo lienzo
teñido por el aire mecánico de relojes desajustados.
Tamborea el sonido en su unísono intento,
Mas -desmembrado- taconea y descubre la arrítmica
elegancia de la incompletitud.
Se van volando todos los axiomas con sus grandes alas
de certidumbres.
El mensaje no llega, la espera se eterniza.
La medida del tiempo por pasos vueltos de pasillos idos
no restituye la vertical sorpresa del aquí y ahora.
Sucede -entonces- que la dilación cambia la aritmética toda.
Marcadores temporales vestidos de decisiones
Rebuscan su paciencia en los bolsillos de sus fracs.
No llegan las grandes esperanzas.
Ni por barco, ni por botella, ni siquiera por ordinario correo.
La esfera del sentir abraza al viento que trae más fuerza al escarceo.
Se funden olas con sentires.
Y la inmensidad -desatada- ruge aún más poderosa.
Los rayos rojo, verde, azul, naranja, violeta y amarillo
Atraviesan los cristales junto al sonido embravecido inundando
Valores que irradian sus vuelos de papeles teñidos de sueños.
Los pasos se detienen frente al paisaje que se regala,
el tacto sereno del rosa púrpura
Abraza al azul Prusia de la mar que se mece a sí misma,
Que se ofrece, brava, enteramente sinfónica y constante.
Quedan los dispares sostenidos en nubes que hacen eco con la blanca orilla.
Nada de lo que acontece perdura, todo se mueve.
Un centauro, de pie, observa a través del ventanal frente a la mar el galope de la vida
y se despliega.
Sonríe.
Sus pensamientos, cúmulos, saltan.
Rendirse es integrar, integrar es ser, ser es amar.
El tiempo es féretro. El mensaje no llega.
¡Vive!
#mujerdepalabra
Art: Ciara Phelan
Comentarios recientes