Soy esos dos mundos.
Ese opaco, tensado en tirsos de telares de nubes entre transparencias para el sentir y abstracciones oscuras.
Y luego rio claro de la fiereza de ser trasluz, espejo sin maquillaje.
Soy menos de cuerdas en teoría saltarinas caricias me componen.
Y si ahondo pierdo el fondo y me danza la forma como firma de polvo de estrella.
Y bailar me reverbera en papel o en tierra batida.
No hay pared hacia adentro que me permita escribir el lienzo de los olorosos sonidos que me habitan.
Deseo llegar -dónde- al corazón de la marmita de mar que no marchita suspire lo que suspire el agua.
Taconeo los senderos más inhóspitos para lamer el sol del desierto.
Nevar es polo, derretir sería lo propio para que fluir tenga el reposo de la guerrera poblado sin armas.
La cueva cobijo de mis sentidos tiene nombre, apellido y biblioteca de mis sueños desordenada en los ojos y cautelosa en las manos.
Juegan las páginas en blanco cada vez que repetimos.
Tantas palabras que son idénticas sin sonar emplatadas me permiten cocinar el sol de la tierra en noche de vela en mí, eje.
Sí, tilde claridad de sopa de letras que recuerdan todo lo anterior a la memoria.
Antes de la luz de ojos cerrados que abrieron el primer día o puede que fuera el trismegistrillón.
No sé solo nada la belleza en el palpitar que compone el presente y es un sentir que puja, que me transporta hacia ti, vida.
Desde que llegaste soy más yo misma y solo busco al que encuentra. Y en ahora eres llave, maestría, presencia de todos mis mundos. Y es tanto sentirte en mí habitando tan bien.
#mujerdepalabra
Arte: Camila Do Rosario
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